lunes, 25 de enero de 2016

Santa Águeda, la fiesta de las mujeres. Curiosidades y anécdotas


Procesión de Santa Águeda con la alcaldesa de honor.

Cuentan las crónicas que Santa Ágata de Catania (conocida en España como Santa Águeda o Santa Gadea) era una hermosa muchacha de familia noble que vivió en la isla de Sicilia en tiempos del emperador romano Decio, o quizás Diocleciano –que de esto no hay certidumbre-. Rutilante y bella cual fulgurante estrella del firmamento, no tardó el gobernador Quinciano en poner sus ojos en la muchacha y hacerla objeto de sus deseos. Pero mira tú por dónde, como seguidora de la secta de los cristianos, Águeda había decidido entregar su virginidad a Cristo y dedicar su vida a la pequeña comunidad religiosa de la isla. Enterado el gobernador de las intenciones de la muchacha y teniendo en cuenta que pertenecía a la casta de la nobleza, decidió utilizar con ella un proceso de reeducación, a base de enviarla al prostíbulo más conocido de la ciudad, el de Afrodisia, convencido de que, influida por el ambiente del local, acabaría cayendo inevitablemente en los placeres de la carne.


Pero Águeda -que se mostró inflexible en todo momento- decidió permanecer firme en sus convicciones religiosas y guardar la virginidad para su señor. Ofendido el procónsul por el terco comportamiento de la joven, ordenó que la trajeran a su presencia junto con su familia, para intentar él mismo convencerla mediante halagos, promesas y amenazas. Sin embargo y lejos de asustarse, la muchacha se reveló instruida e inamovible en sus opiniones, debatiendo con el gobernador la veracidad de sus distintos credos y acusándolo de idolatría por rendir culto a estatuas que representaban dioses paganos.

Resentido y humillado, Quinciano ordenó que la encerrasen en prisión por ver si se doblegaba su voluntad y pasados dos días mandó llevarla de nuevo ante su presencia. Una vez más Águeda se mostró firme en sus convicciones, por lo que el gobernador, preso de rabia, ordenó esta vez que la torturasen sin piedad y le cortasen los pechos.

Busto-relicario procesional de Santa Ágata
 (catedral de Catania)
Dice a continuación la leyenda, que estando en prisión malherida se le apareció un Ángel o San Pedro (que sobre esto tampoco hay consenso) y no sólo le curó las heridas, sino que le restituyó los pechos en su lugar. Enterado de nuevo Quinciano, ordeno que se hiciera una gran hoguera y su cuerpo fuera arrastrado una y otra vez sobre las brasas ardientes hasta morir.

Hay quien dice que justo en ese momento (otros que al año siguiente) comenzó una erupción del volcán Etna que amenazó con abrasar toda la ciudad de Catania. Los vecinos asustados, achacaron la desgracia a la injusticia cometida por el gobernador sobre la pobre Águeda y encomendaron sus ruegos a la muchacha, consiguiendo que la lava se parase poco antes de entrar en la ciudad.

Desde entonces, Santa Ágata de Catania (Santa Águeda en España) se convirtió en la patrona de la isla de Sicilia y a ella se siguen encomendando sus habitantes cada vez que ruge el volcán.

Sobre los posibles orígenes de la fiesta

Una vez más -por fechas y rituales- nos encontramos con una fiesta cristiana que sustituyó a otra festividad pagana anterior o que cuenta al menos con un fuerte trasfondo ancestral. Debemos tener en cuenta que para los habitantes españoles de los primeros siglos y para todos los pueblos del antiguo imperio romano en general, no debió resultar nada fácil entender una nueva religión (la cristiana) basada en conceptos espirituales abstractos y por lo tanto difíciles de comprender para la gente de la calle. Para colmo, el cristianismo prohibía las representaciones de dioses en forma de estatua a las que los habitantes de estas tierras estaban acostumbrados desde siglos atrás y a las que acudían para rezar, hacer ofrendas o sacar en procesión. Si tenemos en cuenta además que por aquellas fechas el analfabetismo se extendía entre más del 99% de la población y los nuevos rituales se celebraban en una lengua poco o nada conocida por buena parte del pueblo (el latín), entenderemos el porqué de la persistencia de los viejos ritos paganos en nuestros días.


Conscientes los patriarcas de la dificultad de erradicar las antiguas costumbres y fiestas paganas entre las gentes de la calle, comenzaron por interponer celebraciones cristianas en las mismas fechas de las paganas, para intentar así imponer los nuevos ritos y que los antiguos fueran poco a poco desapareciendo. De esa manera, comenzaron a aparecer santos cristianos masculinos y femeninos abogados de determinadas causas, peticiones y dolencias, en las mismas fechas y para los mismos objetivos con que se celebraban algunas de las fiestas protagonizadas por el amplio abanico de dioses romanos.
Promesas. La ofrenda de exvotos a los Dioses y santos es una
antiquísima tradición que se remonta a la época Ibérica


La iniciativa resultó todo un éxito y las antiguas celebraciones acabaron desapareciendo o fundiéndose con las de nuevo cuño. Sin embargo, no fue suficiente para eliminar del subconsciente colectivo la imperiosa necesidad de las gentes poco formadas –que eran la inmensa mayoría- a la hora de dirigirse y enviar sus rezos y peticiones a dioses visibles; dioses tangibles que se pudieran ver y tocar con las manos y a los que orar de tú a tú, hacer ofrendas y solicitar peticiones. Una vez más la iglesia (en este caso la católica) tuvo que ceder y atravesar las líneas rojas de sus propias creencias, para facilitar así la aceptación y el entendimiento de la religión cristiana entre las gentes de la calle.

Surgieron de esa manera las primeras representaciones de Cristo crucificado y la Virgen María en forma de estatua, con gran regocijo y alegría por parte de las gentes del pueblo, que por fin contaban con dioses de carne y hueso (bueno, sus efigies) a los que adorar, venerar e incluso sacar en procesión como habían hecho sus antepasados. Siglos después (finales del siglo XVI) tras la celebración del Concilio de Trento, los templos cristianos se llenaron definitivamente de estatuas de santos y las celebraciones procesionales se extendieron por buena parte de la cristiandad.

Santa Águeda en Corral de Almaguer

Talla de Santa Águeda finales del XVI
 o comienzos del XVII
No conocemos con exactitud la fecha en la que se implantó esta curiosa festividad en Corral de Almaguer, aunque no parece que fuera antes del siglo XVII, dado que con anterioridad no hemos encontrado descripciones ni referencias a dicha celebración. Teniendo en cuenta además que las festividades de Santa Águeda se circunscribían -con raras excepciones- a la mitad norte de España (incluida Guadalajara), debemos concluir que muy probablemente se trate de una tradición importada por personas que se asentaron en nuestra villa procedentes de Castilla la Vieja, Guadalajara o País Vasco -donde esta fiesta gozaba de gran aceptación-, o bien por corraleños que, por distintas razones (militares y religiosas fundamentalmente) estuvieron destinados en la Isla de Sicilia a lo largo del siglo XVI o comienzos del XVII. Este es el caso de nuestro paisano don Bernardo Gasco, que ocupó la silla episcopal de la ciudad de Mazzara (Sicilia) entre 1579 y 1586 o el de algunos soldados anónimos de la localidad que formaron parte de los tercios españoles durante el reinado de Felipe II.


Por otro lado, Águeda no era un nombre extraño en nuestra población, pues ya en 1507 encontramos que así se llamaba la hija del hidalgo Rodrigo Muñoz, procedente de Castilla la Vieja, además de la mujer de Diego de Ressa Saldaña, Águeda Martínez (la Montera), cuyos descendientes pasaron a las Indias en 1592 y muchas otras corraleñas más que los documentos no recogen. Aunque si de Águedas se trata, la que sin lugar a dudas ocupa un puesto de honor en estas fiestas, es la mujer del hidalgo Alonso Báñez quien, según unos viejos documentos fechados en 1611, tras curarse de un grave dolencia femenina gracias a la intercesión de Santa Águeda, regaló a la nueva ermita el retablo de San Ildefonso que se encontraba bajando del altar mayor a la derecha y que estaba rematado en lo alto por un pequeño lienzo de la Santa. A esta corraleña se le atribuye también la donación de la talla renacentista de Santa Águeda que hoy preside la antigua capilla de la Virgen de la Muela y que las mujeres de la localidad sacan en procesión.

Santa Agueda, las mujeres y Corral de Almaguer

Prácticamente todos los estudiosos de la etnografía y antropología española, coinciden en relacionar las fiestas de Santa Águeda con las antiguas “Matronalias” romanas. El calendario romano se encontraba dirigido por una serie de fiestas religiosas que se llevaban a cabo para honrar a los distintos dioses de su panteón. Una de las más famosas, la que se celebraba el día 1 de marzo, primer día del calendario Juliano, era la de la diosa Juno Lucina (la que trae los niños a la luz). Durante estas fiestas denominadas “matronalias” las madres y esposas eran obsequiadas con regalos (golosinas, dulces, flores y joyas) por parte de sus esposos e hijos, los maridos recitaban oraciones en honor de sus mujeres y los esclavos disfrutaban de una comida especial además de un día libre. Eran las fiestas relacionadas con el parto y la lactancia, con la fertilidad de los campos y las personas, donde los roles de las casas se invertían y las mujeres tomaban el mando y se burlaban de sus maridos.

Coro de Santa Águeda en el Pais Vasco
En España, las fiestas de Santa Águeda gozaban de especial aceptación en el País Vasco. Una sociedad fuertemente matriarcal que tomó a ésta Santa como patrona y donde pervive aún la tradición de formar rondas de mozos que cantan antiguas coplas en su honor, acompañados únicamente por el sonido de los palos o makilas que portan en sus manos. Con el golpeteo de dichos palos sobre el suelo, se pretende despertar a la tierra de su letargo invernal, para que vuelva a concebir la simiente de una nueva cosecha.

En otros muchos puntos de la geografía española, como en Zamarramala (Segovia), son los intercambios de roles masculinos y femeninos los que imperan en los festejos, ejerciendo el poder las mujeres por un día (alcaldesas de honor) además de otros rituales de mofa y burla sobre los hombres, como tirarles harina o serrín y quitarles prendas de vestir como la boina e incluso los pantalones. No faltan tampoco los lugares en los que las embarazadas prenden grandes hogueras para solicitar un buen parto y otros en los que se realizan cuestaciones casa por casa para disfrutar posteriormente de una comida de hermandad.

"Zangona" en Santa Águeda
En Corral de Almaguer se fueron perdiendo buena parte de las viejas costumbres, aunque aún pervive la romería más antigua de la localidad y se aprovechan las hogueras rituales para celebrar las zangonás (fiestas de zánganos -jóvenes ociosos-) o “zangonas” como son conocidas en la actualidad, antiguas comidas de quintos que se celebraban gracias a lo que éstos recolectaban el día anterior (víspera de Santa Águeda) y que con el tiempo se generalizó entre toda la población, naciendo la romería actual. Además y aunque la simbología pasa desapercibida para buena parte del vecindario, se siguen elaborando roscas de pan en representación del órgano femenino (quizás sea de aquí de donde viene lo de comerse un rosco). En otros muchos lugares españoles, se hornean también bollos con forma de tetas.

Como Santa Águeda es la abogada de las enfermedades de la mujer, los partos y la lactancia, hasta hace poco colgaban de las paredes de la capilla de Santa Águeda, exvotos de cera con forma de pechos y otras partes del cuerpo sanadas gracias a su intercesión

Rosca de Santa Águeda de Corral de Almaguer y tetas de Santa Águeda
de la zona aragonesa
Y para terminar, unas coplillas populares que se cantaban hace muchísimos años en Corral de Almaguer, cuando los quintos, la víspera de santa Águeda, pedían comida por las casas para celebrar su “zangona” o comida de hermandad y cuyas letras son difíciles de encuadrar, pues no se sabe muy bien si tienen connotaciones gastronómicas o erótico-festivas.

“Santa Águeda Mágueda/rabo de gato/tú te lo comes/yo no lo cato”

“Santa Águeda Mágueda/tiene una mona/le estiras del rabo/y le haces que corra”

“Santa Águeda Mágueda/tiene un perrito/que ni come ni bebe/ y está gordito”

“Santa Águeda Mágueda/pide la zorra/chorizo magro/para la olla”




Rufino Rojo García-Lajara (enero de 2016)

2 comentarios:

  1. Es un honor tener en Corral de Almaguer un personaje como tu. Nos relatas hechos que ignorabamos . Existe en esa Villa la figura de "Cronista Oficial"?....

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    1. Muchas gracias por tus cariñosas palabras amigo/a desconocido. En Corral no existe esa figura, pero con contar con gente como tú interesada por la historia y la cultura me es suficiente. Un abrazo

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