La primera ermita de San Sebastián de Corral de Almaguer se erigió como
consecuencia de un terrible acontecimiento a escala mundial y su desaparición
vendría condicionada –tres siglos después- por otra gran hecatombe que
sembraría de muerte y destrucción la Península Ibérica. Curiosamente, en
el intervalo que media entre su nacimiento y su destrucción, un barrio entero
surgiría a su alrededor, hasta convertirse con el tiempo en un enorme arrabal con
personalidad e identidad propia, que acabaría compitiendo con el resto de la
población e incluso llegaría a contar con alcalde pedáneo. Pero vayamos
por partes.
Antigua iglesia de Corral de Almaguer de Yanque (Perú)
Como pudimos comprobar en un
artículo anterior sobre presencia corraleña en la conquista de la Florida, no
fueron pocos los vecinos de nuestra localidad que decidieron desafiar al
destino y buscar la aventura en lejanos países e inexploradas tierras, con la
esperanza de encontrar en ellas las soñadas riquezas que describían los
navegantes, hallar uno de esos lugares de ensueño en los que el paraíso se
confunde con la tierra o, simplemente, vivir experiencias que les hicieran
sentir vivos y conocer, aunque solo fuera por un instante, la tan anhelada
sensación de felicidad que justifica toda una existencia.
Y aunque efectivamente podemos
constatar que hubo corraleños en casi todos los lugares del mundo conocido, debemos
reconocer que la mayoría lo hicieron por obligación y no por gusto. Es decir:
que si vivieron peligrosas aventuras y retaron en numerosas ocasiones a la
propia muerte, casi nunca lo hicieron por elección propia, sino más bien por
disciplina militar, vocación religiosa o mandato real, siguiendo las pautas que
les dictaban desde la península sus respectivos generales, superiores
religiosos e intendentes gubernamentales.
Pocas noticias tenemos sobre el
folklore tradicional de Corral de Almaguer de finales del Siglo XIX y comienzos
del XX. Y aunque las escasas muestras que han llegado hasta nuestros días, nos
permiten englobarlas dentro de la serie de manifestaciones populares y bailes
tradicionales que se interpretaban e interpretan de forma parecida en los diferentes
pueblos de la Mancha, siempre nos quedará la duda de conocer las
características propias de los auténticos bailes y cánticos de la población.