Aunque pueda parecernos
sorprendente, la festividad de los mayos es probablemente la celebración más
antigua que ha sobrevivido en Corral de Almaguer a lo largo de los siglos. Tan
arcaicos son sus orígenes, que necesitaríamos remontarnos varios cientos de
años antes del nacimiento de Cristo, para poder datar las innegables
influencias celtas, o celtíberas (como en nuestro caso) que aún perviven en sus
rituales.
Y es que para las tribus
centro-europeas que invadieron la Península Ibérica a lo largo del primer
milenio antes de Cristo, los ritos de adoración de la naturaleza (los bosques,
las aguas y los animales) constituían la base más importante de su cultura y
eran una constante en sus celebraciones religiosas. Tanto es así, que buena parte
de sus ceremonias giraban en torno a un árbol sagrado (una enorme encina en
nuestra zona), que representaba la unión del hombre con Dios y alrededor de la
cual se llevaban a cabo sus festividades y liturgias.