(Encomiendas,
Comendadores y Casas de la Encomienda)
Donación de Uclés. (Tumbo Menor de Castilla)
Como consecuencia de las
numerosas donaciones de terrenos otorgadas por los Reyes de Castilla a las Órdenes
Militares en pago a los servicios prestados durante la Reconquista, éstas se
fueron haciendo con enormes franjas de territorio peninsular, de cuya
titularidad y administración eran las únicas dueñas y señoras.
En el caso concreto de la Orden
de Santiago -la más agraciada por la generosidad Real- dichos dominios se
extendían por buena parte de la Mancha, provincia de Jaén y un pedazo de
Murcia, complementándose en el lado occidental por otra gran franja de
territorio extremeño. Poseía también, salpicadas por distintas regiones peninsulares
(Castilla y León, Cantabria, Andalucía, Galicia y Portugal), muchas otras
heredades y bienes que la convertían en la más poderosa y prestigiosa del
reino.
Para administrar tan grandes
extensiones, la Orden de Santiago acordó dividir su territorio en trozos
o encomiendas y dispuso que de su gobernación y administración
se encargasen los propios caballeros de la Orden, que recibirían por ello el
título de Comendadores. En cada una de esas encomiendas, la Orden
poseía también una casa central, conocida como “Casa de la Encomienda” destinada
a albergar la vivienda del Comendador y su guardia (las llamadas lanzas),
además de una serie de almacenes, graneros, bodegas y corrales, que tenían como
objetivo almacenar los frutos de las tierras y bienes que la Orden se había
reservado en cada encomienda, así como el diezmo y demás impuestos que los
hombres del comendador recaudaban entre los vecinos que habitaban dicha
demarcación.