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Corral de Almaguer en la Inundación de marzo de 1947 |
Introducción
No se puede decir que el siglo
XIX fuera especialmente generoso con nuestra población. Antes bien, desde mitad
de siglo se fueron concatenando una serie de trágicos acontecimientos y
desgracias, que enturbiaron la ya de por sí difícil situación de las clases más
menesterosas de la localidad -jornaleros y labradores en su mayoría- hasta
parecer que el mismo cielo les había enviado un castigo. (No olvidemos que para
los clérigos de la época, cualquier desgracia suponía un castigo divino por más
que siempre afectase a los pobres).
Para comenzar, la situación de
los campesinos había empeorado sensiblemente tras la venta de las enormes
propiedades de la Iglesia, el Ayuntamiento y la Orden de Santiago en pública
subasta. Y es que como consecuencia de las llamadas desamortizaciones de
Mendizábal y Madoz (reinado de Isabel II) se pusieron a la venta la mitad de
los terrenos del término municipal de Corral de Almaguer. Aunque la idea
original no era mala, pues se trataba de conseguir un mejor reparto de la
riqueza y una mayor producción, la realidad es que sólo se consiguió el segundo
objetivo, dado que a las mencionadas subastas no concurrieron los agricultores
de los pueblos –en su mayoría analfabetos- sino personas acaudaladas,
funcionarios públicos y ricos propietarios de la capital, únicos que poseían el
dinero y la información suficiente para acudir a las pujas. Como consecuencia
de ese cambio de propiedad, en los grandes territorios de Castilla la Mancha,
Extremadura y Andalucía, se instaló una nueva y poderosa clase latifundista:
Los Caciques, que acabaron por controlar la política y la economía de la
nación.