martes, 9 de abril de 2024

EL ALISTAMIENTO DE 1808 EN CORRAL DE ALMAGUER

 




Retrato de Manuel Godoy (F. Bayeu)
INTRODUCCIÓN


El estallido de la Revolución Francesa en 1789 alteró de forma notable el equilibrio internacional, poniendo en guardia a las diferentes monarquías europeas. A pesar de los recelos y miedos que semejante levantamiento popular suscitó en la Corte Española, su continuidad estaba asegurada gracias al apoyo incondicional de la Iglesia y a la utilización de la inquisición como cortafuegos.

Una vez estabilizado el país vecino con la presencia de Napoleón como nuevo Emperador, la decadente monarquía española dominada desde 1792 por el valido del rey Carlos IV, Manuel Godoy, retomó la tradicional alianza con Francia en claro enfrentamiento contra el enemigo común, Inglaterra, y su aliado Portugal. Una vinculación poco fructífera para España que la llevaría a la derrota de Trafalgar, a la pérdida del control de las colonias en América y a la clara subordinación de España a Napoleón, quien, con la excusa de invadir Portugal (tratado de Fontainebleau), desplegó sus tropas a comienzos de 1808 en lugares estratégicos de la Península: Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona y Figueras.

Para colmo de males y al igual que sucediera en siglos anteriores, el exceso de poder acumulado por el favorito del rey, Manuel Godoy, generó la envidia, el odio y el complot de aquellos miembros de la Corte que hasta entonces disfrutaban del favor Real. Comenzando por el propio príncipe heredero y su esposa y siguiendo por algunos miembros de la alta aristocracia, como el Duque del Infantado, la iglesia no pudo faltar a las intrigas en la figura del canónigo Escoiquiz, preceptor del príncipe y auténtico creador del partido fernandino, encargado de desacreditar y difundir todo tipo de bulos e infundios entre la población (una táctica muy utilizada en nuestros días) para manipular a las aborregadas masas y difundir un creciente odio hacia la figura de Godoy y del propio Carlos IV, que desembocaría en marzo de 1808 en el motín de Aranjuez, la deposición y encarcelamiento de Godoy y la obligada abdicación del rey Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII.

La Familia de Carlos IV (Francisco de Goya, Museo del Prado)

Una situación esperpéntica de enfrentamiento dentro de la propia Corona, que generó una sensación de inestabilidad y vacío de poder, y que puso a España en bandeja para ser tomada por Napoleón. Éste último, con una táctica inteligente, como magnífico general que era, se convirtió en intermediario entre el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII, a los que atrajo a Bayona para dirimir sus rencillas personales. Una vez allí, les obligó a abdicar en favor de su persona y nombró a su hermano José Bonaparte como Rey de España.

En Madrid, mientras tanto, las tropas francesas enviaban al pequeño infante Francisco de Paula (futuro comendador de Corral de Almaguer) a reunirse con el resto de la familia real en Bayona el día 2 de mayo de 1808, ante una multitud enfurecida delante de las puertas del palacio. La muchedumbre fue disuelta por un batallón de granaderos y la noticia originó una sangrienta reacción del pueblo de Madrid contra los franceses. Al día siguiente, 3 de mayo, el comandante del ejército francés y gobernador de Madrid, Joaquín Murat, tomó medidas ejemplarizantes para restablecer el orden, fusilando a todos aquellos que habían sido apresados con las armas en la mano, escena recogida por Goya en el cuadro de los fusilamientos del 3 de mayo. Ese mismo día, Andrés Torrejón, alcalde de Móstoles, declaró la guerra a los franceses.
José Bonaparte


El estado de desconcierto, desorganización y vacío de poder en el que quedó sumida la nación, motivó que las autoridades y otros grupos políticos no comenzaran a reaccionar hasta finales de mayo, formando las primeras juntas provinciales, en un intento por organizar la resistencia contra el gobierno y ejército invasor. Juntas dirigidas en su gran mayoría por ilustrados de tendencia liberal, a los que se unieron representantes de todos los estamentos y clases sociales: nobles, absolutistas, intelectuales, universitarios, burgueses, militares, clero y, sobre todo, las clases populares que por fin se atrevían a levantar la voz.



El Alistamiento de 1808 en Corral de Almaguer

La ciudad de Toledo, ocupada por tropas francesas y sin capacidad de reacción por parte de los vecinos, sufrió todo tipo de robos, saqueos y destrozos en su rico patrimonio, hasta que la derrota francesa de Bailen motivó la retirada de las tropas hacia el norte. Fue entonces cuando, libres de soldados y tras no pocas celebraciones, se comenzaron a organizar las autoridades y se formó la Junta Provincial de Toledo, a la que denominaron “Junta Permanente de Tranquilidad Pública”

Proclama de 1808
Una de las primeras iniciativas de la mencionada Junta, fue publicar una Proclama el 8 de agosto de 1808, en la que se mandaba realizar un padrón de los varones comprendidos entre 16 y 40 años, tanto en Toledo como en los demás pueblos de la provincia. Con ello se intentaba conocer el número de fuerzas con que teóricamente contaban las autoridades, ante un eventual reclutamiento forzoso para luchar contra los franceses. La Proclama decía lo siguiente:

I.-- Las Justicias de los pueblos formaran un padrón exacto del Vecindario de cada pueblo en que, sin distinción alguna, se comprenderán todos los varones avecindados desde la edad de 16 á 40 años cumplidos, incluyendo en él aun los ordenados de Tonsura y Grados.

II.-- Se tendrá especial cuidado de anotar la edad de cada vecino, su estatura, especificando al mismo tiempo su calidad, estado, clase, distinguiendo para mejor proceder la primera, tercera, quarta y quinta de que hace mención el artículo I tit. III de la Real Declaración de Milicias de 1767.

III.--También se dará razón circunstanciada de los sujetos retirados con buena licencia del Real servicio, y de los quintos que hubiesen cumplido su tiempo ya sea en el exército, ya en las Milicias.”

Comienzo del Padrón
En Corral de Almaguer, donde ya se habían producido enfrentamientos directos entre los vecinos y las tropas francesas durante los primeros meses de la invasión…”y últimamente que habiéndose establecido alguna de estas tropas en Corral de Almaguer, han causado en aquel vecindario muchos males, y la muerte violenta de varias personas...,” dicha proclama se recibió en la tarde del 15 de agosto de 1808, pero no pudo llevarse a efecto hasta el día 19, “...por el tránsito continuado de las tropas del Ejército de Murcia por esta villa..”. Solventada esa circunstancia, el Alcalde Mayor de la villa Jacobo Vázquez García, mandó publicar el correspondiente edicto que se fijó en el sitio de costumbre (la tabla de bandos de la plaza) para el conocimiento general de la población. La noticia corrió como la pólvora y al día siguiente se presentaron los mozos convocados en el Ayuntamiento.

El día 20 de agosto, en presencia del Alcalde Mayor, Jacobo Vázquez García, el cura párroco, Juan Domingo Vélez Camino, los Procuradores Síndicos señores Cristóbal Martínez Bujanda y Antonio Modesto Morales, además del escribano del Ayuntamiento Valentín Dámaso Amores, comenzó el alistamiento oficial. Hay que aclarar a este respecto, que las autoridades de Corral de Almaguer no fueron lo suficientemente diligentes a la hora de confeccionar el mencionado alistamiento, pues mientras en la mayoría de pueblos el padrón se hacía “a casa hita”, es decir calle por calle y casa por casa, recogiendo todo tipo de datos sobre los convocados (domicilio, estado civil, profesión, número de hijos etc.), en Corral de Almaguer se confeccionaba mediante citación pública en el Ayuntamiento, limitándose a inscribir el nombre, la edad y la estatura de los que se presentaron. Una circunstancia que nos ha privado de conocer muchísimos datos demográficos, sociales y económicos sobre nuestros antepasados de cuarta, quinta y sexta generación (trastatarabuelos, pentabuelos y hexabuelos), pero que no por ello deja de ser el padrón más completo y antiguo descubierto hasta la fecha en Corral de Almaguer, con la excepción de otro de 1610 referente a la minoría morisca afincada en nuestra población.


una de las hojas del Padrón
El padrón de 1808 es por lo tanto un censo interesante, pero incompleto, que recoge un total de 465 individuos varones en la franja comprendida entre los 16 y los 39 años (los de 40 ya no se incluyeron) obviando a los niños menores de 16 años, a los hombres mayores de 39, a los religiosos del convento de San Diego, a las monjas del convento de San José y al resto de mujeres de la población, ignoradas totalmente desde el punto de vista administrativo, que seguirán siendo invisibles hasta la obtención del derecho al voto durante la Segunda República (año 1931). A pesar de todo, el presente alistamiento es especialmente relevante para conocer algunos aspectos demográficos de la población, como la estatura media, la natalidad, los nombres y apellidos más comunes y una oportunidad de oro para aquellos que andan enfrascados en la búsqueda de sus ancestros y en la elaboración de sus árboles genealógicos.

El documento original, compuesto por 32 páginas, se encuentra custodiado en el archivo Municipal de Toledo, Caja 6074, y puede ser consultado por cualquiera que esté interesado en su investigación en los siguientes enlaces: 

Este primero en su versión original

Este otro ya transcrito en pdf, con añadidos de estatura y año de nacimiento.

ANÁLISIS DEL DOCUMENTO

El documento que redactaron las autoridades de Corral de Almaguer, se atiene a lo establecido en la Instrucción de la Junta de Toledo, donde se hacía mención expresa a la Real Declaración de Milicias de Carlos III de 1767 y a la posterior creación del servicio militar obligatorio en 1770 con el sistema de “quintas”, por el que una quinta parte de los varones pecheros comprendidos entre los 18 y los 36 años de edad, eran sorteados cada año para servir en el ejército en un intento por solventar la falta de tropas y la decadencia del ejército español. Eran las bases del futuro servicio militar obligatorio, de donde procede el nombre de “quintos”, pero del que estaban exentos los incapacitados físicos, los que no alcanzaran 5 pies de estatura, los hidalgos y un sinnúmero de profesionales, estamentos religiosos y situaciones familiares. Pues bien, en base a las mencionadas ordenanzas, el censo se dividió, tal y como exigía la proclama, en 5 clases o apartados diferentes, más otro que recogía los que habían servido en el ejército por su quinta o de forma voluntaria y se encontraban ya licenciados:

1º SOLTEROS O VIUDOS SIN HIJOS NI HACIENDA. Aquí se incluyen los más jóvenes, muchos de ellos todavía en fase de crecimiento y por lo tanto con las estaturas más bajas. Prácticamente todos debían de ser jornaleros, o como mucho trabajar para la propia familia si se era hijo de agricultor con yunta de mulas. En este apartado contamos un total de 168 mozos y uno de ellos, Benito Murillo, no se presentó por las circunstancias que fueran (muerte, enfermedad, ausencia de la localidad, etc…)

2º. OTROS SOLTEROS. (SOLTEROS DEL ESTADO NOBLE). En una sociedad fuertemente clasista como la del Siglo XIX, nunca se juntaban churras con merinas y era obligado hacer distinción de la gente del vulgo o estado llano y de la gente de la nobleza o aristocracia de los pueblos. En este apartado encontramos un total de 5 individuos.

3º CASADOS Y VIUDOS SIN HIJOS Y MOZOS SOLTEROS CON CASA ABIERTA (CASA PROPIA) DE OFICIO MENESTRAL (ARTESANOS, COMERCIANTES) O CON HACIENDA INSUFICIENTE PARA UNA YUNTA DE MULAS. Este grupo estaba formado básicamente por los individuos que se dedicaban a oficios diferentes a la agricultura y la ganadería y que por aquel entonces se denominaban oficios menestrales (herreros, cardadores, sastres, zapateros, molineros, carpinteros, sacristanes, etc…). En este apartado encontramos un total de 73 mozos

4ºA SOLTEROS, CASADOS Y VIUDOS MENESTRALES CON CASA ABIERTA Y HACIENDA PROPIA, PERO SIN HIJOS. En este grupo sólo encontramos 1 varón: el escribano y administrador de los bienes de las encomiendas D, Ángel López Higueras.

4ºB SOLTEROS, CASADOS Y VIUDOS MENESTRALES CON CASA ABIERTA Y HACIENDA PROPIA, SIN HIJOS, PERO DEL ESTADO NOBLE. Con la obsesión de las clases altas por distinguirse de la chusma y dejar claro quién pertenecía o no a la aristocracia, este cuarto grupo se dividió en dos partes separadas, al consignar que el escribano o notario D. Ángel López Higueras era un simple funcionario y no un miembro de la nobleza. En este apartado encontramos a 2 individuos.

5º CASADOS CON HIJOS. Se trata del grupo más numeroso del padrón, en el que encontramos el mayor número de varones entrados en la treintena y de mayor altura. En este apartado encontramos un total de 193 individuos.

6º SOLTEROS Y CASADOS RETIRADOS DEL SERVICIO DEL REY CON BUENA LICENCIA. En este último grupo se consignaron los mozos que habían acabado su servicio militar en distintos regimientos y milicias y que, por lo tanto, no entrarían en el alistamiento a no ser de forma voluntaria. Encontramos en este apartado un total de 22 mozos.


NOMBRES Y APELLIDOS


El Alistamiento de 1808 nos facilita el nombre y el primer apellido de cada uno de los varones inscritos en el padrón. En caso de apellidos compuestos también figura el segundo apellido. Si se trata de bachilleres, licenciados o nobles, se les antepone el Don y se dan los dos apellidos precedidos por la partícula de y en ocasiones la conjunción y, por ejemplo: ― D. Antonio de la Fuente y Badillo.

Analizando el mencionado documento, que se puede consultar en su totalidad en los enlaces arriba indicados, podremos conocer los nombres y apellidos más frecuentes de la población, cuáles de ellos han pervivido hasta nuestros días y, como ya comentamos con anterioridad, rastrear en el listado a nuestros antepasados.

De esta manera, en el censo que nos ocupa podemos contabilizar un total de 92 nombres diferentes, de los cuales aparecen más de 10 veces: José, Francisco, Manuel, Antonio, Juan Manuel, Pedro, Vicente, Juan y Gabriel.

De 3 a 10 veces aparecen los nombres: José Antonio, Bernardo, Juan José, Julián, Andrés, Diego, Alfonso, Juan Antonio, Miguel, Jesús, Ignacio, Felipe, Ángel, Juan Francisco, Tomás, Rafael, Pascual, Nicolás, Luis y Benito.

Y finalmente de 1 a 3 veces y por lo tanto los menos comunes, son: Águedo, Agustín, Alejandro, Ambrosio, Amós, Apolinar, Atanasio, Baltasar, Bartolomé, Blas, Braulio, Carlos, Casto, Cayetano, Ceferino, Celestino, Cipriano, Cristóbal, Dionisio, Domingo, Estanislao, Eugenio, Faustino, Fermín, Francisco Antonio, Gervasio, Gregorio, Higinio, Hilario, Jacinto, Joaquín, José Ignacio, Juan Alfonso, Juan Julián, Juan Pablo, León, Lorenzo, Lucas, Luciano, Manuel Antonio, Marcelino, Mariano, Martín, Matías, Modesto, Narciso, Nemesio, Pablo, Patricio, Pedro Antonio, Pedro José, Plácido, Raimundo, Roque, Rufino, Santiago, Santos, Sebastián, Silvestre, Tadeo, Valentín, Víctor y Victorio.

El siguiente gráfico, con los nombres más repetidos, nos muestra de manera clara lo anterior.



En lo que respecta a los apellidos, nos vamos a encontrar con un total de 194 apellidos distintos, buena parte de los cuales siguen vigentes en la actualidad. A continuación vamos a poder ver un listado en orden alfabético, con los apellidos recogidos en el alistamiento.


APELLIDOS QUE APARECEN EN EL LISTADO Y SU FRECUENCIA


Dentro del alistamiento, se repiten 10 o más veces: Real, Rodríguez, Alcázar, García-Gasco y Carrasco.

Entre 5 y 10 veces: Aguado, Campo-Díaz, de la Peña, Díaz, Domínguez, García-Talavera, Lominchar, López, Lozano, Mancheño, Martínez-Cautivo, Molero, Paniego, Pérez, Ramírez, Salazar, Tercero, Tostado y Zarco.

4 veces se repiten los siguientes apellidos: Amores, Caballero, Carpintero, Chacón, Collado, Duro, García-Ballesteros, González, Grima, López-Villamayor, Muñoz, Navarro, Raposo, Redondo y Tello.

En el siguiente gráfico podemos observar los apellidos más comunes y su frecuencia.


ESTATURA

Como en todos los censos de carácter militar, la talla de los varones era una de las características básicas recogidas en el alistamiento, pues de ella dependía que el mozo llamado a filas pudiera librarse o no de ir al ejército y/o a la guerra. Algo que no siempre llevaban bien los afectados, pues para la mirada del resto de los vecinos, aquellos que “no daban la talla” (5 pies) eran considerados no útiles para el ejército y por lo tanto “inútiles”. Expresiones ambas que han llegado hasta nuestros días con carácter peyorativo.

En la fecha que nos ocupa y hasta la adopción en 1849 del Sistema Métrico Decimal, las medidas de longitud utilizadas para medir distancias cortas eran, “el pie”, “la pulgada” y “la línea”, siendo el “pie de Burgos” o “pie castellano” (27,86 cms), la medida estándar utilizada en toda España. Sin embargo, en el ejército, la influencia de los borbones –franceses como los invasores- se había dejado notar y se había sustituido el pie castellano por el “pie de París” o “pie de Rey” (32,48 cms.). Las medidas utilizadas por lo tanto para medir a los mozos fueron: El pie de París = 32,48 cm; la Pulgada = 2,71 cm.; y la Línea = 0,23 cm.

Tras analizar las diferentes tallas de los incluidos en el alistamiento y convertirlas al Sistema Métrico Decimal, podemos concluir que nuestros antepasados de hace más de dos siglos eran bastante más bajos que los actuales, estimándose su estatura media en torno a (163 cms.), coincidiendo prácticamente con la media recogida por Héctor García Montero en su estudio “El nivel de vida biológico de los españoles a finales del Antiguo Régimen” realizado sobre las totalidad de los Alistamientos de 1808 en la provincia de Toledo. En Corral de Almaguer las medidas oscilan entre los 1,30 ms. de José Castejón, con 16 años de edad y los 1,76 ms. de José Manuel García-Gasco de 26 años y Antonio Lominchar de 34.


NATALIDAD

Aunque el alistamiento de 1808 es un censo incompleto, pues sólo recoge una parte de la población de Corral de Almaguer (por aquél entonces cifrada en torno a los 3.500 habitantes, según el Censo de Floridablanca), sí nos sirve en cambio para hacernos una idea aproximada de la natalidad a finales del Siglo XVIII, en base al número total de individuos por cada franja de edad. Es decir: como el censo se hizo en el año 1808, sabemos que los varones de 39 años nacieron en 1769, los de 38 en 1770 y así sucesivamente hasta llegar a los de 16, que nacieron en 1792. Si ahora comprobamos el total de varones por cada franja de edad (16, 17, 18 años etc…) obtendremos el número aproximado de nacimientos por año.

Cifras inexactas, pues no tienen en cuenta a los que murieron antes de llegar a esa edad ni a las mujeres nacidas en esos mismos años, pero que nos ayudan a relacionar los años de menor natalidad con sus posibles causas (malas cosechas, epidemias, guerras o hambrunas).

En el siguiente gráfico nos podemos hacer una idea de lo anteriormente mencionado.



Como podemos comprobar en el gráfico, los años 1771, 1777 y 1787 fueron especialmente desastrosos para la natalidad de Corral de Almaguer, lo que nos lleva a suponer que, o bien el año anterior se engendraron pocos niños por los problemas económicos que arrastraban las malas cosechas, el hambre y las enfermedades o, más probablemente, que ese mismo año apareció alguna epidemia catastrófica para la infancia, del tipo de (garrotillo –difteria-, tabardillo –tifus-, viruela, fiebres tifoideas, sarampión, escarlatina….) que se unía a las enfermedades crónicas habituales en nuestra población, como las tercianas (paludismo o malaria).


CURIOSIDADES Y ANÉCDOTAS


Aunque incompleto, el alistamiento recoge también algunos datos curiosos que pueden ayudarnos a dar respuestas o clarificar el porqué de determinados apelativos que perduran en la actualidad y que nosotros tomábamos como motes. Este es quizás el caso de apellidos como Roscas, Juncares o Cancarrín.

De igual manera el presente padrón recoge, junto a determinados nombres, algunos datos referentes a su profesión, o al apodo con el que se identificó el mozo a la hora de inscribirse. Este fue el caso del licenciado D. Jesús García (boticario), Valentín Dámaso Amores (escribano), D. Francisco Martínez Raposo (ordenado de hábitos menores), D. Ángel López Higueras (escribano), D. Lucas Alonso Santurde (boticario), Rafael Alcázar (menores), José García-Gasco (fole), José Antonio Pérez (terroso), José García-Gasco (bicha).

Cabe destacar también la identificación de algunos elementos geográficos del término con el nombre de sus propietarios y que, con el paso del tiempo, se van borrando de la memoria colectiva. Este es el caso de D. Cristóbal Martínez Bujanda, procurador síndico del Ayuntamiento y propietario de la “Cueva Bujanda”, o del mismísimo José Lozano “Antito”, dueño del pequeño cerro existente a la salida de la población rumbo a Quintanar de la Orden.







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