Introducción
En el presente artículo de
investigación, vamos a intentar arrojar algo de luz sobre otro de los enigmas
más entrañables de Corral de Almaguer, con la esperanza de que una vez demostrados
sus antiquísimos orígenes, sea reconocido y puesto en valor como pieza
fundamental de nuestro pasado y protegido de la acción de los seres humanos
mediante algún cristal o pantalla transparente. Me estoy refiriendo al
desgastado relieve de alabastro que desde hace cinco siglos viene adornando el
recinto de la ermita y que de forma ritual todos hemos besado y tocado en más
de una ocasión, confiados en que besábamos una imagen de la Virgen con el niño
y no una Piedad.
Algo lógico por otra parte, si
tenemos en cuenta el grado de deterioro que presenta el grupo escultórico,
fruto no tanto del abandono de los siglos y las inclemencias del tiempo, como
de la acción continuada de los seres humanos.
Pero para introducirnos en el
tema, debemos resolver antes otros enigmas relacionados con los orígenes y el
porqué de la abundante presencia de este culto a la Piedad o “Quinta Angustia” tan Centroeuropeo, en los pueblos de nuestra comarca.