De entre los numerosos secretos y
enigmas que Corral de Almaguer aún esconde entre sus viejos muros y legajos a
la espera de ser descubiertos y expuestos a la luz, ocupa un lugar de
excepción, o quizás deberíamos decir ocupaba, pues desgraciadamente desde el
año 2006 ya no se encuentra en nuestra localidad, un pequeño cuadro que colgaba
de una de las paredes interiores del coro alto del Monasterio de Clausura. Al
encontrarse instalado en la zona de reclusión de las religiosas, no era visible
para los fieles que acudían a la liturgia diaria, por lo que sólo cuando se
entraba en el interior del recinto monacal -con el permiso del Obispo- era
posible contemplarlo en todo su esplendor.
La Monna Lisa de Leonardo da Vinci (Museo del Louvre)
Si ya
resultaba difícil creer que Corral de Almaguer estuviera relacionado con la
corte de Bagdad y el collar de las mil y un noches, imaginaos si os cuento
ahora que también lo estuvo, aunque de forma indirecta, con el cuadro más
famoso del mundo: La Gioconda.
Una de las
pocas cosas buenas que tiene el sumergirse entre los montones de documentos y
legajos polvorientos que componen la historia de nuestro pasado, es comprobar
que de vez en cuando surge alguna sorpresa. Caprichoso como siempre, al destino
le gusta jugar con las menguadas capacidades que componen nuestro cerebro y
poner en evidencia las limitaciones de sus rudimentarios sentidos; por lo que
en ocasiones deja caer delante de nuestros ojos: nombres, fechas, sucesos,
detalles importantes que suelen pasar inadvertidos, pero que a veces, sin saber
por qué, iluminan algún punto de nuestra oscura memoria y ponen en
funcionamiento los intrincados mecanismos de la intuición. Encendida la mecha,
se pone en marcha la curiosidad y da comienzo una investigación. Así se inició
la presente historia.