El último Collado de Corral de Almaguer |
Pero esta historia no va de
envidias obscenas ni venganzas personales, por más que a lo largo de los siglos
estuvieran siempre rodeados de ellas, sino del hundimiento del mayor imperio
económico de la historia de Corral de Almaguer. La desaparición de la familia
Collado, el clan familiar más poderoso de la localidad y de la comarca, que
mantendría su dominio hasta el último cuarto del Siglo XIX. Esta historia, en
definitiva, nos habla de que nada permanece para siempre y que todo cuanto
existe bajo el sol tiene su hora.
Pero como en cualquier historia
que se precie, debemos comenzar por el principio. Todo tiene un comienzo y el
de esta poderosa familia, según su propia leyenda, lo inició Gonzalo Gómez
Collado allá por el año 1442, cuando se batió en duelo abierto con un musulmán de
las tropas de Mohamed IX “el Zurdo”. Consumada su victoria, Gómez Collado se
presentó ante el Rey Juan II (padre de Isabel la Católica) con la cabeza de su
oponente, recibiendo los honores reales así como la hidalguía y título de
“caballero de la Orden de la Banda” que luce el blasón familiar que corona la
Casa de los Collados.
Sin embargo y aunque los títulos
producen honores, resulta difícil comprender de dónde les vino tanta y tan
rápida riqueza. Los documentos de la Orden de Santiago son claros a este
respecto y nos informan de que ya en tiempos de los Reyes Católicos poseían las
mejores tierras de la población -excluidas las de la Orden de Santiago- vinculadas en un Mayorazgo. Profundizando más en el tema, descubrimos al
verdadero artífice de la grandeza económica y social de esta saga familiar: El Comendador
Juan Collado. El auténtico ejemplo de lo que hoy en día, sin menospreciar en
absoluto su valía, denominaríamos estar en el lugar oportuno y en el momento
adecuado.
Confirmación del privilegio de hidalguía a D. Juan Collado Año 1501 |
Esa estrecha amistad con el
Maestre acabaría reportándole suculentas ventajas económicas, gracias a los
nombramientos de Comendador de Mirabel (actual Miguel Esteban) primero, y pocos
años después de Ocaña, título reservado a las grandes familias del reino. A
pesar de los desplantes de la alta nobleza, Juan Collado se convirtió de la
noche a la mañana en un hombre económicamente poderoso al abrigo del Maestre y
hasta consiguió ser enviado en una ocasión a Roma, para llevar unas cartas del
Rey Fernando el Católico al Papa Clemente VII (Julio de Médicis). Sin perder un
momento, a la vuelta Collado añadió a su currículum el título de Embajador. Entre
tanto, nuestro personaje se había casado con Teresa Suárez, hermana del
comendador Francisco Suárez, residente en Corral de Almaguer. Y aunque la dote
recibida por parte de su esposa no debió ser especialmente generosa, dada la
poca rentabilidad de la encomienda de su cuñado, Collado había dado el primer
paso para tejer la tupida red de matrimonios que elevaría su familia a lo más
alto.
En una época en la que la
ostentación era signo de riqueza, nuestro comendador comprendió que, si quería
ser tratado como un hombre poderoso, debía parecer un hombre poderoso. Es por
ello que, aprovechando la presencia en la localidad de una cuadrilla de
canteros contratados para reformar la Iglesia parroquial, proyectó la
construcción de un espectacular palacio que lo igualara con las altas
dignidades del reino, además de una capilla destinada a recoger los sepulcros
de los fundadores, al igual que hacían las grandes familias de la nobleza. Gastó en
el empeño enormes cantidades de dinero, sin ser consciente de que el destino le
podía retirar su apoyo en cualquier momento, como ocurrió en 1507 con la repentina
aparición de una terrible epidemia que acabó con su vida para siempre y puso
fin a sus ilusiones de grandeza. Sin los enormes ingresos del Comendador, los
proyectos quedaron paralizados y la familia se las vio y deseó para pagar las
deudas pendientes y cerrar las obras de la manera más rápidamente posible. Del
palacio apenas quedaron terminadas dos de sus alas y un mínimo lienzo de
fachada, mientras la capilla tuvo que acabarse sin mayores florituras y sin los
dos sepulcros de tipo arcosolio que iban a contener los restos de los
fundadores.
Firma de Juan Collado (por entonces Comendador de Mirabel) como secretario del Maestre Alonso de Cárdenas |
Pero aunque el destino nos golpea con frecuencia y nos advierte de la vanidad de los esfuerzos humanos, Collado ya había puesto la semilla del futuro familiar. De los dos hijos varones que engendró con Teresa Suárez, al primogénito y heredero del mayorazgo, de nombre Gonzalo como su abuelo, lo desposó con María Ramírez de Alarcón, digna representante de dos de los apellidos más poderosos de la provincia de Cuenca, mientras a su hijo menor Juan, lo casó con Catalina de Santoyo, rica heredera del vecino pueblo de Villanueva de Alcardete y sobrina del Prior de Uclés Fernando de Santoyo. De estos dos matrimonios nacerían al menos ocho nietos del fallecido Comendador que abrirían el abanico de las relaciones familiares y emparentarían con lo más granado de la población y de toda la comarca. Ayllones, Gascos, Alarcones, Ramírez de Arellano, Almagueres, Águilas, Molinas, Santoyos, Peñalosas… etc. Pasarán a formar parte del amplio árbol genealógico de los Collados y unirán sus haciendas para mayor gloria de su linaje.
Comenzó de esta manera una época
de esplendor familiar que se alargaría a lo largo de cinco siglos (hasta el
último cuarto del Siglo XIX) y que basaría su riqueza y poder en el
establecimiento de contratos matrimoniales ventajosos con otras familias de la
comarca y el continuo incremento de sus mayorazgos (instituciones que vinculaban las tierras y demás posesiones al primogénito de la familia para mayor gloria
del apellido, sin posibilidad de venta, enajenación o hipoteca; únicamente
aumento). Debemos señalar a este
respecto que los miembros de la familia Collado, al contrario que los de otras
familias nobles de la localidad, no se distinguieron por sus méritos en la
política, la religión, la milicia o las letras. Antes bien, se limitaron a
cargos de poca relevancia en el ejército, algún hábito de caballero en las
órdenes militares, los típicos cargos concejiles del Ayuntamiento y algún
puesto como criado en la corte de Fernando VII. Sin embargo, esa mentalidad
conservadora de sus bienes, “gastar poco y comprar mucho” (Eso que en Corral de
Almaguer llamaríamos espíritu Cuquillero) les reportó beneficios suficientes para
mantener a lo largo de los siglos la rama directa de la familia. No así las
ramas secundarias que se irían diluyendo poco a poco hasta su práctica
desaparición.
LINEA SUCESORIA DE LA CASA Y MAYORAZGO DE LOS COLLADOS
JUAN COLLADO (EL COMENDADOR DE OCAÑA). Fundador del
Mayorazgo de los Collados. CASADO CON TERESA XUÁREZ. Fallecido en 1507
GONZALO GÓMEZ COLLADO XUÁREZ (HIJO DEL COMENDADOR) CASADO
CON MARIA RAMÍREZ DE ALARCÓN. Fallecido en la Batalla del Romeral (octubre de
1521)
GONZALO COLLADO RAMÍREZ DE ALARCÓN (HIJO DEL ANTERIOR)
CASADO CON ANA CAJA DE CUENCA.
BERNARDO COLLADO RAMÍREZ DE ALARCÓN (HERMANO DEL
ANTERIOR). Fallecido el 5-07-1571. Vinculó sus bienes en su sobrino
Escudo de la Capilla de los Collados |
PEDRO COLLADO DE ALARCÓN Y SANTOYO (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO
CON ANA MARÍA DE ALARCÓN Y MEDINA. Capitán del ejército y caballero de
Santiago en 1623.
FRANCISCO COLLADO SANTOYO. (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO CON LEONOR DE ESPINOSA EL
4-4-1644 (nacido en 1617 y testamento el 9-03-1696) Alcalde de Corral de
Almaguer en 1643,1649 y 1650. HIJOS: Francisco, Pedro, Juan Basilio, Isabel,
Bárbara y Agustín
JUAN BASILIO COLLADO ESPINOSA, (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO CON CATALINA DE SALAZAR Y
ESPINOSA EN 20-07-1695. Nacido el 3-6-1655 y testamento 1739. Alcalde en 1696
Y 1701. HIJOS: Rodrigo y Basilio José.
BASILIO JOSE COLLADO SALAZAR, (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO CON MANUELA DEL AGUILA Y
BELMONTE EN 6-12-1734. Nacido 4-3-1703, casado el 6-12-1734 y muerto en 1773).
Alcalde de Corral en 1747, 1748 y 1758. HIJOS: Juan Manuel, José Antonio,
Francisco Andrés, Manuela, Teresa y Ángela.
JUAN MANUEL COLLADO DEL AGUILA (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO CON JUANA JERÓNIMA JOAQUINA DELGADO
MONROY Y FIGUEROA de LILLO en 21-5-1765.
Falleció en 1785. HIJO, Juan Manuel
JUAN MANUEL COLLADO DELGADO MONROY (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO CON MARÍA JOSEFA LEONARDA
RUIZ DE ALARCÓN EN 13-1-1795, nacido el 2-11-1772 y fallecido en 1809, TUVO 4 HIJOS
a los que puso largos nombres como hacía la nobleza: Juan Manuel Víctor Ramón
Tomás, Nicolás Alejandro Ramón Concepción, María Carlota Victorina Francisca
Ramona y Petra Regalada Merandra Ramona Pascuala
JUAN MANUEL COLLADO RUIZ DE ALARCON (HIJO DEL ANTERIOR) CASADO CON MARIA AGUSTINA DE AVELLANEDA Y FRANCO. Nacido en el año 1800 y fallecido el 31-3-1875, sin hijos. Sin línea directa de descendencia, legó todos sus bienes a su sobrino Tomás Collado Peralta de Lillo, que falleció cinco años después, también sin hijos, finalizando definitivamente la saga de los Collados de Corral de Almaguer.
(el último Collado de Corral de Almaguer)
Retrato de Don Juan Manuel Collado (alrededor de 1860) |
Pero estos cambios tardarán en
llegar y apenas tendrán reflejo en las dos Castillas y Andalucía, zonas tradicionalmente
agropecuarias y de mentalidad fuertemente conservadora, que verán como las
tierras, lejos de repartirse mejor entre los agricultores de los pueblos –como
pretendía la desamortización- pasarán a ser propiedad de una nueva élite de
latifundistas y caciques locales (señoritos) que, en su afán de obtención
rápida de beneficios, empeorarán las condiciones de vida de los jornaleros y
trabajadores del campo, sembrando la semilla del malestar, las agitaciones y los
posteriores levantamientos obreros que les estallarán en la cara con la
llegada del siguiente siglo.
Ajeno a todos estos cambios, de
los que ni tan siquiera sería testigo, D. Juan Manuel Collado y Delgado Monroy,
padre de nuestro protagonista, recibía pletórico la llegada de un vástago varón
(Juan Manuel Víctor Ramón Tomás) que aseguraba la línea sucesoria familiar y la
continuidad del linaje.
Un niño criado entre algodones,
como correspondía a su estatus social, que se convirtió con tan sólo 9 años en
el mayor terrateniente de la localidad. Un niño rico de carácter bonachón y
sensible, que veía cómo a su paso los hombres mayores se quitaban la boina y
agachaban la cabeza en señal de respeto, controlado en todo momento por una
madre severa y poca amiga de gastos. Un niño que no despuntó en los estudios ni
en ninguna otra actividad de los de su clase y que, fallecida su progenitora y
tutora –María Josefa Ruiz de Alarcón-, se dedicó al control de su hacienda junto
a su administrador y mayordomo personal, Eladio López Santacruz, al que
consideraba como un miembro más de su familia y al que legó un buen montón de
reales en su testamento.
Por otro lado, no fue don Juan
Manuel hombre mujeriego ni aficionado al juego ni a las juergas en su etapa de
juventud como correspondía a los de su grupo social. Antes bien, habían calado
profundamente en él las convicciones religiosas inculcadas por su madre y,
aunque obviamente se juntaba con sus iguales para debatir el estado de la
nación en las tertulias del casino, al contrario de estos últimos jamás tuvo
ambiciones políticas ni interés por ocupar los cargos del Ayuntamiento que
ellos controlaban a su antojo.
Aprovechando la desamortización
de Mendizábal, don Juan Manuel aumentó aún más su ya extenso patrimonio, haciéndose
con propiedades que habían pertenecido a la Orden de Santiago junto al
Riansares, al otro lado de la Sierra (dehesilla) y un buen pedazo del monte de
la Moheda (futuro monte higueras) que había sido propiedad del Ayuntamiento,
construyendo además el último molino de agua de la localidad, el llamado molino
nuevo o de Collado, cerca de la ermita. En la población, mientras tanto, bien
por compra, bien por herencia, D. Juan Manuel se convirtió en el propietario de
casi todos los inmuebles emblemáticos de la villa, incluyendo la mayoría de los
edificios de la calle de los Collados, entre los que estaban las casas de los
Ramírez de Arellano y las de los Almagueres, las casas de la Encomienda en la
calle de Santa Ana, las antiguas casas de Terceros y Gascos (actual colegio de
la Salle), las casas de la cruz colorada, las de la calle Chacón que
pertenecieron a los Briceños y un sin número más de viviendas que tenía
alquiladas a miembros secundarios de su familia, sin contar las huertas y
solares cercanos a la población.
Como era norma entre los de su
clase, a don Juan Manuel Collado lo casaron con otra rica heredera, en este
caso de la zona de Estremera, emparentada con los Martínez-Aedo de aquella
localidad. Doña María Agustina de Avellaneda era una mujer de tez muy clara y
cuerpo delgado, con posesiones en la provincia de Cuenca. Una
mujer dulce y de buen carácter de la que se enamoró perdidamente don Juan
Manuel y a la que guardó fidelidad durante toda su vida a pesar de no haberle
dado hijos. Y es que la desgracia acompañó a este matrimonio desde el primer
momento, pues pocos años después de los esponsales doña María Agustina comenzó
a presentar síntomas de una dolencia que acabaría manteniéndola en cama el
resto de su vida por más que se consultasen los mejores médicos de la Corte.
Una dolencia que incrementaría aún más el cariño y los cuidados de don Juan
Manuel hacia su esposa y que lo llevaría a cambiar su residencia habitual en la
Casa de los Collados a otra con menos humedades y más protegida de los aires
del norte. La casa en cuestión, también de su propiedad, era la de los Briceños
en la Calle Chacón. Eso sí, como nobleza obliga, no le gustó el pequeño escudo
que ostentaba este emblemático edificio en el dintel de su puerta y decidió llevarse
el de los Ramírez de Arellano situado en el comienzo de la calle de los
Collados y empotrarlo en su nuevo domicilio.
El Patio de la Casa de los Collados alrededor del año 1910 antes de su venta a Clemente Tradacete |
El 7 de junio de 1870 don Juan
Manuel Collado, en plenas facultades mentales y consciente de su avanzada edad,
dictó testamento ante el notario de la localidad Pedro Gabriel Fernández. En
dicho testamento y tras ordenar varios cientos de misas por su alma y las
habituales limosnas a los pobres del hospital y a los conventos para que
rezaran por su alma, donó a la familia de su esposa (los Martínez-Aedo de
Estremera) las tierras que poseía en los términos municipales de Villar del
Águila, Palomares del Campo y Torrejoncillo del Rey en la provincia de Cuenca,
que por la lejanía don Juan Manuel las tenía bastante abandonadas, así como
varios útiles de plata (bandejas, escribanías y cubiertos) a los mencionados
parientes de su esposa y a doña Elvira Martín Palomino, mujer de su sobrino
Tomás Collado Peralta. No se olvidó de sus fieles mayordomos Eladio López
Santacruz y Petra López, a los que dejó 80.000 reales, además de un cerdo
cebado, la cama, colchones y sábanas de su esposa y las ropas de él mismo
cuando falleciera. Al resto de criados de la casa y mayordomos encargados de la
labranza y pastoreo legó las siguientes cantidades: a Odón Domínguez (3.000
reales), a Cesario López y su mujer Presenta Juárez (1.000 reales), a María
Antonia Orgaz, cuidadora de su esposa durante su larga enfermedad (900 reales),
a Domingo Villar (1.000 reales), a Nicanor Villar (500 reales), a los demás
criados de pastoreo y labranza y al resto de criados no incluidos en los
anteriores apartados (100 reales en metálico a cada uno).
Por lo demás, don Juan Manuel
Collado, a falta de descendientes directos, dejó como heredero universal de todos sus
bienes y posesiones a su sobrino Tomas
Collado Peralta, de la cercana villa de Lillo, hijo de su hermano Nicolás
Alejandro Collado y de doña Bernarda
Peralta Rodríguez del pueblo de Villarrubio. Don Tomás recibió con ello una
auténtica lotería en forma de herencia que le sirvió para sanear su economía y sostener
numerosos pleitos con sus familiares por una serie de bienes y propiedades procedentes
de antiguos mayorazgos heredados por su bisabuela Juana Delgado Monroy en
Casarrubios y Ventas con Retamosa. Don Tomás Collado estaba casado con doña Elvira
Martín Palomino y Mora, de Madridejos, hija única de don Ildefonso Martín
Palomino y Remón, registrador de la propiedad en aquel municipio. Y como al
destino le gusta jugar con las sorpresas, cinco años después de la muerte de su
tío, fallecía don Tomás en su pueblo natal de Lillo, sin dejar descendientes y legando
la magnífica herencia de los Collados a su mencionada esposa.
DON GUMERSINDO DÍAZ-CORDOVÉS
Muy encariñado con sus sobrinos y dispuesto a solucionarles el futuro, don Gumersindo cedió su puesto de Diputado por el distrito electoral de Orgaz a su sobrino José Díaz Cordovés, que lo mantuvo desde 1908 hasta 1923, una vez que su tío pasó a convertirse en Senador Vitalicio. No contento con eso, don Gumersindo medió también en el matrimonio de su sobrino con María Teresa González Besada, hija de don Augusto González Besada, ministro de Hacienda, Gobernación y Fomento durante el reinado de Alfonso XIII. Don José Díaz Cordovés heredó también el magnífico piso familiar de la calle Alcalá 75 -frente al retiro- pero, al contrario que su tío, en política mantuvo siempre un perfil bajo, dedicando su tiempo libre a su gran pasión, los automóviles. Gran aficionado a estas máquinas, que por aquel entonces causaban sensación y eran signo de riqueza, don José Díaz Cordovés poseía un Ford y un espectacular Lincoln para los grandes acontecimientos.
Posdata: No puedo terminar este artículo sin recoger una última mención a Don Juan Manuel Collado Ruiz de Alarcón “el último collado”. Y es que tras la orden de traslado de los cementerios fuera de las ciudades, promulgada en 1804 por Manuel Godoy, favorito del rey Carlos IV, el Ayuntamiento de Corral de Almaguer decidió cerrar los viejos lugares de enterramiento situados en el interior y exterior de la iglesia parroquial y las ermitas del término y comprar una tierra a don Juan Manuel Collado en el comienzo de la antigua Vereda de San Marcos (hoy final de la calle de la Cuerda y actual Colegio Público de Ntra. Sra. de la Muela). Allí se inauguró el 17 de noviembre de 1806 el primer cementerio extramuros de la villa, que costó un total de 11.300 reales y ocupaba una superficie aproximada de 3.000 metros cuadrados.
Con cercas de pobre estructura (a
base de tapial) y con una columna en el centro del recinto rematada por una
cruz de hierro, como único adorno (hoy en la ermita), al nuevo camposanto se le
añadió una pequeña capilla adosada a uno de los laterales, que fue construida
con las piedras de la derruida ermita de la Concepción. Pasadas unas décadas
(entre 1855 y 1858), a continuación de esa pequeña capilla se construyó una
galería cubierta con cuatro alturas de nichos, que ocupaban todo un lateral del
cementerio. En esa galería cubierta destacaban dos recintos apartados y separados por artísticas rejas. El primero de ellos construido por la parroquia
para enterramiento de los sacerdotes y el segundo levantado por don Juan Manuel
Collado para sepultura de él mismo y sus familiares.
Columna que estuvo situada en el centro del primer cementerio de Corral de Almaguer, trasladada posteriormente a la ermita |
Rufino Rojo García-Lajara
(Noviembre de 2004)
Mi especial agradecimiento a José Juárez Plaza, juez de paz de Corral de Almaguer durante muchos años, que me facilitó todo tipo de información y documentación escrita y fotográfica sobre el último Collado
Bibliografía:
A.G.S. Registro General del Sello. LEG:150111,2. Fecha 30-11-501, Confirmación del Privilegio de Hidalguía a Juan Collado, Comendador de Ocaña.
R.A.H. Colección Salazar. Tabla Genealógica de la familia Collado, vecina de Corral de Almaguer (Toledo) 9/309, fº 182.
Jerónimo López de Ayala Álvarez de Toledo, Conde de Cedillo Catálogo monumental de la provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo.
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. Noticias y esquelas mortuorias de la familia Díaz Cordovés.
A.H.N. FC-Mº Hacienda, 7089, Exp97, Expediente de la contribución general sobre la renta de José Díaz Cordovés Gómez, correspondiente al ejercicio económico de 1933.
Rojo García-Lajara, Rufino. Grandezas y Bajezas de la aristocracia corraleña del Siglo XVI. Ed. Círculo Rojo (2011)
Rojo García-Lajara, Rufino. Corral de Almaguer en los Libros de Visitas de la Orden de Santiago. Ed. Círculo Rojo. (2021)
García Ibáñez, Gorgonio. Descripción Histórica de la Muy Noble y Leal villa de Corral de Almaguer. Año 1864
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